Personajes
Martín (Representante de la AFA ante la FIFA)
Robert (árbitro francés/holandés?)
Arnaldo (asistente brasilero)
Frantisek (asistente checoslovaco/yugoslavo)
Un pibe
J.R. Videla (presidente argentino)
Escolta
ESCENA 1
(Rosario, 21 de junio de 1978. Estadio de Rosario Central “Gigante de Arroyito”. Espacio entre los vestuarios y túnel de salida a la cancha. Previa del partido entre Argentina y Perú. Los tres árbitros se preparan para salir a la cancha. Martín supervisa. Se acomodan la ropa, agarran banderines, etc.)
Martín: Esto es una fiesta.
Robert: Disiento.
Martín: Es una fiesta. La gente, mire la gente. Entusiasmada, esperanzada. Feliz.
Arnaldo: ¿Qué dicen, muchachos? ¿Estamos listos para todo? Hay que estar a la altura…
Martín: Y no hace tanto frío. La verdad, clima ideal.
Arnaldo: ¿Qué pasa, mis amigos? ¿Nadie dice nada?
Robert: Sí, listos. No va a estar fácil. Eso digo… no va a estar fácil.
Martín: Y sí, a usted le va a tocar correr.
(Entra un pibe. Puede ser un asistente de campo, un alcanza pelotas. Se ubica un tanto alejado del resto. Tiene camiseta de Argentina y una pelota. Intenta pasar desapercibido.)
Martín: Las medias.
Arnaldo: ¿Me habla a mí?
Martín: Sí. Tiene una más arriba que la otra. Acomódese.
Arnaldo: Yo las veo bien.
Martín: No están bien. Y vos, pibe, ¿qué hacés acá? ¿Quién te dejó entrar?
Pibe: Pasé, nadie me dijo nada. Soy de acá yo, del club.
Frant: ¿Jugás?
Pibe: De las inferiores soy.
Arnaldo: ¿Puede estar acá?
Martín: Claro que no. ¿Quién te dejó entrar? Decime. No me quiero enojar.
Robert: No se ponga así. No molesta.
Frant: Déjelo.
Arnaldo: Es completamente irregular.
Martín: ¿Quién te dejó pasar?
Pibe: Nadie, me mandé solo.
Martín: Te estoy preguntando bien. ¿Quién te dejó pasar?
Pibe: No sea vigilante, si nadie me paró.
Martín: No seas irrespetuoso y no mientas, pibe. Está lleno de canas.
Pibe: Sí, acá a tres cuadras los canas, en el operativo. Agarraron a unos que…
Martín: Bueno, ya está. Ya está, no voy a escuchar estupideces, me convenciste. Te quedás, pero calladito.
Pibe: Se llevaron a tres. Yo los vi. A la chica la reconocí, vive en la otra cuadra…
Martín: Bueno, bueno, bueno, bueno, ya. Te callás o desaparecés… ¿está claro? (Intenta suavizar el tono). Acá tenemos que estar todos tranquilos.
Robert: No molesta el chico.
Martín: Seré yo que estoy nervioso… por el partido… mucha presión. Bue… y al final lo de Jojan C fue quilombo al pedo… qué me dice…
Robert: No sé de qué habla.
Martín: Que no vino porque la bruja no lo dejó. Que se lo perdió por pollerudo… que inventan cualquier cosa estos… no… no me haga hablar… mire esta gente… mire este cielo… este país. Igual, como vamos a llegar a la final… mejor que se haya quedado allá, ¿eh? ¿No?
Pibe: ¿Usted dice? Hay que hacer cuatro hoy.
Martín: Dame paciencia, Señor.
Pibe: Uy.
Martín: Ya estamos, señores. Medias arriba, bien parejitas. Remera adentro del pantalón, banderines en mano derecha.
(Frant se dirige hacia adentro.)
Martín: ¿Dónde va? No. Mire que ya casi…
Frant: Al baño.
Martín: ¿Justo ahora? Ufff. Bue… no pasa nada, no pasa nada. Vaya rapidito.
Arnaldo: Tranquilo… hay tiempo. No se ofusque, disfrute.
Martín: Tiene razón. Hay que disfrutar. El otro día pensaba… que es como estar en el recreo. Yo no quiero que termine esto. Que el 78 sea eterno. En mi casa andan todos enloquecidos. El pibe mío hasta parece que se endereza…
Arnaldo: Y cómo ha quedado este estadio… una belleza.
Robert: ¿Y qué le pasaba a su hijo?
Martín: Vaya uno a saber. Enamorado, supongo. Pero el pelo largo, parecía mugriento, zaparrastroso. Contestador, irrespetuoso… nooo, le tuve que poner los puntos, casi nos vamos a las manos un par de veces, nooo, pero… ahora se afeitó, anda obediente, prolijito, el pelo bien, como hay que tenerlo. Derechito… yo creo que se encaminó…
Arnaldo: Mejor así.
(Vuelve Frant.)
Martín: Siiii, mejor así. Ya no aguantaba más. Todos los días una discusión, un problema… mientras no me salga con un martes 13 (entran Jorge Rafael Videla y un escolta). Señor presidente, qué sorpresa, qué gusto, qué honor… Señores… nuestro excelentísimo señor presidente.
Robert: Buenas tardes.
Frant: Buenas tardes.
Arnaldo: Buenas tardes.
(Todos se saludan con cortesía, un exceso de buena educación. Los árbitros están como anonadados, sin saber bien cómo reaccionar.)
Robert: Disculpe, no quiero faltarle el respeto a su investidura, pero nadie puede ingresar a los vestuarios.
Videla: Buenas tardes, señores. No queríamos entorpecer su concentración en un momento tan sensible como este. Fui a darles la bienvenida a los hermanos peruanos. Somos anfitriones. Corresponde.
Martín: Claro, claro.
Robert: Tengo entendido que no se puede.
Videla: Soy el presidente.
Robert: Sí, sí, lo sé, por eso mismo.
Frant: Acuerdo.
Videla: No sea más papista que el Papa. (Ríe, para descontracturar la situación.) Aprovecho este encuentro casual para expresarles mi sincero agradecimiento por llevar adelante tan encomiable misión. Para destacar también el espíritu de cooperación y camaradería que permiten que se lleve adelante este evento deportivo sin igual, con orden y respeto. No tenemos dudas de que esta ocasión no será la excepción y que nos iremos todos con el corazón grande y contento por haber cumplido con nuestro trabajo, cada uno en lo suyo, haciendo lo que hay que hacer. Por otra parte, la convivencia entre ciudadanos de distintas partes del mundo nos hermana y sé que cada uno de ustedes, al volver a su país, podrá compartir la extraordinaria experiencia que aquí se ha vivido… que estamos viviendo… Señores… están haciendo historia. Buena suerte y… a hacer cumplir las reglas…
(Durante el monólogo todos fueron quedando en fila, incitados por Martín, y Videla va pasando por delante de ellos como un general frente a sus soldados. El pibe atrás cada tanto hace jueguitos con su pelota, Martín cada tanto le hace señas para que se acote.)
Martín: Gracias, señor presidente. Yo, como representante de la AFA…
Videla: Gracias, señores. Sé que harán lo correcto. Que cumplirán con su deber.
(Videla y el escolta salen.)
Martín: (A Robert). ¡Usted está loco! ¿Cómo le va a hablar así al presidente? ¡Y usted también no tiene las medias parejas, por favor, todos con las medias parejitas! Uh, ahí está Menotti, qué grande el Flaco. Casi me hace infartar, me transpiran las manos. “Tengo entendido que no se puede”… nooooo, ¡es el presidente! Miralo al Flaco, uno atrás del otro… y… no es para menos.
Robert: Usted no dimensiona.
Martín: Yo dimensiono. Usted es el que no dimensiona.
Pibe: ¿Era Vi Vi Videla?
Martín: ¿Qué te dije? ¡Calladito y atrás!
(Vuelve a entrar el escolta. Se acerca a todos, pero le habla a Robert.)
Escolta: Argentina gana.
Robert: ¿Cómo?
Escolta: No se haga el sordo: Argentina gana. (Sale.)
Robert: ¿Ustedes escucharon lo mismo que yo?
Martín: ¿Qué?
Pibe: Argentina gana dijo. ¿Cómo sabe?
Robert: No se hagan los sordos, si hasta el pibe que estaba lejos escuchó… (A Martín). Usted se va a arrepentir… muchos se van a arrepentir.
Martín: ¿Qué dice? ¿De qué habla? ¿Usted qué sabe?
Frant: Tiene razón el holandés, no estuvo bien, no podían estar en el vestuario peruano, yo no quiero hacer problema, pero…
Martín: Entonces no lo haga.
Robert: Usted está dejando pasar muchas cosas…
Martín: ¿Qué me quiere decir? Vamos, listos, ahora sí por salir. En hilera. Medias arriba, bien parejitas. Remera adentro del pantalón, banderines en mano derecha. Persignarse… cruzar la línea con el pie derecho… Ay… qué hijo de su madre… holandés (y la puta que te parió).
(Los tres árbitros salen hacia el campo de juego.)
Pibe: ¿Por? ¿Por? ¿Qué pasó?
Martín: Nada… le pedí pie derecho… Nada, pibe, vos quedate lejos. Subite las medias, parejitas. Y persignate.
Pibe: ¿Qué?
Martín: Señal de la cruz.
Pibe: Ah… sí… ¿por cábala?
Martín: No… Sí.
(Martín se persigna y hace una serie de movimientos “ritualizados”, algo que dé cuenta de que está poniendo en marcha sus cábalas.)
(Se empieza a escuchar relato del partido, distintos fragmentos con jugadas peligrosas y los goles. Lo único que vemos en escena es a Martín y al Pibe escuchando y reaccionando gestualmente. En el momento de los goles ellos festejan juntos, después Martín repite sus cábalas y se asegura de que el Pibe quede en la misma posición. Fin del primer tiempo).
ESCENA 2
(Entrada de árbitros).
Martín: ¡Bien, eh… va bien! Dos en el primer tiempo, faltan dos y estamos…
Arnaldo: Está para cualquiera.
Frant: No entendí qué cobraste. (A Robert).
Robert: ¿Cuándo?
Frant: Te marqué un fuera de juego. ¿No lo viste?
Robert: ¿Cuál? ¿Cuándo?
Frant: No importa, no modifica. Solo me quedé con la duda si no me habías visto la seña o no quisiste cobrar.
Arnaldo: ¿Usted está haciendo como que no ve?
Robert: ¿Qué pasa? Si me quiere decir algo, me lo dice.
Arnaldo: Se lo digo clarito. No perjudique a mi país.
Robert: Me ofende. Hago mi trabajo.
Martín: ¿Cómo le va a decir una cosa así? Sea profesional, se lo pido. No venga a arruinar esto que está siendo una fiesta. La fiesta de todos.
Arnaldo: Yo no arruino nada. Pero no me voy a hacer el estúpido.
Robert: No me provoque.
Frant: Por favor, tranquilidad.
Arnaldo: Estoy muy tranquilo.
Robert: Esto es increíble.
Frant: Hay que salir.
Martín: Pero con calma, muchachos, vamos, solo fue un malentendido, no nos dejemos ganar por las pasiones, vamos, que somos todos gente de bien. Hagan lo que tienen que hacer. Medias arriba, bien parejitas. Remera adentro del pantalón. Salgan como antes.
Frant: ¿Qué?
Martín: El orden… por favor, vuelvan a salir como en el primer tiempo… corra adelante, hágame la gauchada…
(Los árbitros salen)
ESCENA 3
(Empieza el segundo tiempo. Mismo recurso que en el primer tiempo. Se escucha el cuarto gol. Martín y el Pibe festejan desaforados. El relato continúa, redundando en detalles del gol y del, por el momento, paso de Argentina a la final. Martín sale. Queda el Pibe solo. Vuelve a entrar Martín con el escolta, vienen conversando. El relato disminuye el volumen.)
Escolta: Tranquilícese.
Martín: Sí, claro, estoy tranquilo. Feliz. Todo es como tiene que ser. Solo quiero saber si cumplieron…
Escolta: Supongo que sí.
Martín: Supone… no alcanza.
Escolta: No tengo la información confirmada. Es demasiado pronto.
Martín: Métale, averigüe. Es escarmiento, pero además es promesa, cábala.
Escolta: Para serle sincero yo pensé que era una broma.
Martín: ¿Cómo?
Escolta: Un chiste, una forma de decir. El ministro es de los nuestros.
Martín: No es ministro, es secretario. Y no se cuestiona a un superior bajo ningún concepto. Por ende el secretario es de los nuestros hasta ahí. Hasta ahí.
Escolta: Claro, hasta ahí.
Martín: Averigüe entonces… que vamos bien. Pero esto no está terminado… no quiero sorpresas. Y el presidente menos. ¿Me entiende, no?
Escolta: Por supuesto.
Martín: Y vaya. ¿Qué espera?
Escolta: Sí, sí… (Sale)
Pibe: ¿Pasó algo malo?
Martín: ¿Qué decís? No seas yeta. Y no te acerqués, quedate ahí, quedate donde estabas en cada gol.
Pibe: Pero ¿qué pasó? ¿Por qué está serio? Vamos ganando, por cuatro, estamos en la final.
Martín: Por ahora… sí, por ahora. No cantés victoria. Hay que garantizar, hay que asegurar, no se puede dejar nada al azar. Hay que cumplir, hay que hacer las cosas bien. Si se promete se cumple. Más en situaciones tan delicadas como esta.
(Entra Escolta. Se acerca a Martín pero no dice nada.)
Martín: ¿Y?
Escolta: No pudimos confirmar.
Martín: ¿Cómo no van a poder confirmar si explotó una bomba o no?
Escolta: No pudimos establecer comunicación. Pero seguramente se hizo. Si usted dice que estaba hablado, délo por hecho. Usted sabe que las fuerzas no fallan.
Martín: Yo no doy por hecho, las cosas se hacen, las órdenes se cumplen. ¿Me está cargando? ¡Manga de inútiles! Traidores, vendepatria.
Pibe: ¿Qué pasa?
Martín: NO TE SALGAS DE TU LUGAR, TE DIJE. ¿QUÉ QUERÉS, QUE TE CORTE LOS HUEVOS Y LOS CUELGUE DEL MONUMENTO A LA BANDERA?????
Escolta: No le voy a permitir.
Martín: Esta me vas a permitir. Sorete. Cagón. Hijo de una gran puta. (Se escucha el relato del 5° gol.) Vamos, carajo, vamooooooooooooooooos. ¡Se hizo, ve que se hizo, qué chiste ni las pelotas! ¡Acá las cosas se hacen bien! ¡Así funcionan las cosas! ¡Qué país tenemos! ¡Qué jugadores! ¡Qué equipo! ¡Chupala, Alemann! ¡Ahora te van a mandar el detalle de los gastos, así los archivás en las ruinas de tu casa! ¡Argentina no se anda con chiquitas, acá todo se hace a lo grande! ¡Qué país, qué país! ¿Qué pasa, mi amigo? ¿No está contento?
Escolta: Claro que sí. Pero no entiendo.
Martín: ¿Qué es lo que no entiende?
Escolta: ¿Cómo sabe?
Martín: ¿Qué cosa?
Escolta: Que se hizo…
Martín: ¿Qué cosa se hizo, mi amigo?
Escolta: La bomba en lo de Roberto Alemann, ¿no era eso?
Martín: Pero cálleseee. (Por el pibe, como si él nunca hubiese hablado del tema.)
Pibe: ¿Qué? ¿Qué?
Martín: Nada, querido, nada, pero nada de nada, ¿se entiende? Andate atrás, quedate quieto, quedate callado, no me rompas más las pelotas. (Al Escolta.) ¿Hay que explicarlo todo? Usted es muy llano.
Escolta: Me voy a retirar con su permiso. Mi trabajo es cuidar al presidente.
Martín: Nooo, vos no te podés mover de acá. Estabas en el quinto, mirá si te vas y nos hacen uno…
Escolta: Me tengo que retirar.
Martín: Te quedás, discutime de algo, dale.
Escolta: ¿Por qué? No me haga perder el tiempo. Me voy.
Martín: Cábala, querido, cábala.
Escolta: Nos vemos luego.
Martín: Sorete.
Escolta: ¿Qué dijo?
Martín: ¡Eso! ¡Muy bien! Discutime, cagón.
Escolta: No le voy a permitir.
Martín: ¿Qué decís, pedazo de mierda?
Escolta: Que no le voy a permitir.
Pibe: ¿Está todo bien?
Martín: ¡Andate a tu lugar, pendejo! ¿Cuántas veces querés que te lo diga?
(Va creciendo el relato hacia el sexto gol.)
Escolta: No se meta con el pobre pibe.
Martín: Andá a darle órdenes a la puta que te parió. ¡Discutime! ¡Discutimeeee! ¡Goooooolllllll, vamos Argentina, carajo, vamoooooooooooo! (Abraza al escolta y al pibe, que quedan quietos, casi sin poder festejar.)
