Revista de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario Nº 5029 / ISSN 3072-8975

El teatro como herramienta de concientización política

En el marco de los 300 años de Rosario y los 100 años del histórico edificio del Círculo de Obreros Católicos, estudiantes y docentes del Seminario de Historia del Teatro en Rosario retomaron “La tía del campo”, de 1920 de Mario Gorostarzu, como homenaje al primer grupo vocacional de teatro de Rosario fundado en 1908

Rosario es un buen ejemplo de la conformación, en la bisagra de los siglos XIX y XX, de sectores de trabajadores urbanos y de sus diferentes asociaciones de índoles política, gremial y cultural. El arribo a esas barriadas de obreros extranjeros, en su mayoría europeos cercanos a ideologías socialistas y anarquistas, reordenó el panorama asociativo antes atravesado por el terruño de referencia, conocidas en Rosario como colectividades, y luego por claras intencionalidades políticas y culturales, donde el teatro era una herramienta clave de la estrategia de concientización[1].

 

En ese contexto nace en 1895 el Círculo de Obreros Católicos de Rosario, entidad que albergará al primer grupo de teatro vocacional de la ciudad.

Las tendencias ideológicas mundiales mencionadas y la encíclica “Rerum Novarum” del papa León XXIII de mayo de 1891, que impulsaba a los obreros a defender su estatus y sus condiciones de trabajo, sirven de germen para la creación en Argentina del Círculo de Obreros Católicos.

En febrero de 1892 el sacerdote redentorista germánico Federico Grote fundó el Círculo de Obreros Católicos de Buenos Aires, primera asociación que se replicará en distintas ciudades del país.

Grote había nacido el 16 de julio de 1853 en Münster, ciudad de la Confederación Germánica, hoy Alemania. Fue ordenado en 1878 y un año más tarde se trasladó a América. Se lo considera el iniciador del pensamiento católico obrero en Argentina, donde arribó en 1884, y difusor del socialcristianismo bajo los conceptos de Democracia Cristiana de la encíclica Graves de Communi Re (1901). Organizó por primera vez en 1893 la después tradicional peregrinación a la Virgen de Luján, en la ciudad bonaerense homónima.

Figuran entre los objetivos del Círculo, “defender y promover el bienestar material y espiritual de la clase obrera, en marcada oposición a la funesta propaganda del socialismo y de la impiedad”. Según la visión de Grote, el liberalismo y el socialismo eran ateos y totalitarios, y el asociativismo era el modelo para la defensa de los intereses de los trabajadores.

El cura Grote, su prédica y su participación política disgustaron durante años a la jerarquía de una Iglesia católica poco afecta a la promoción social. En 1912 Grote será reemplazado en la dirección de los Círculos Católicos de Obreros por Miguel de Andrea, un sacerdote de tendencias fascistas, enemigo de “los judíos, los liberales y los masones”, y luego cercano a la dictadura de 1955 autodenominada Revolución Libertadora.

Grote murió en Buenos Aires el 30 de abril de 1940 y descansa en el Panteón Social de la Federación de Círculos Católicos de Obreros del cementerio porteño de Chacarita.

Los Círculos de Obreros Católicos se muestran, a principios de siglo, muy politizados en momentos de gran conmoción social como la Semana Roja y la Semana Trágica, ocurridas en Buenos Aires en 1909 y enero de 1919, la huelga de policías en Rosario a fines de 1918 y en contra, desde 1917, de cualquier apoyo a la Revolución Rusa o al maximalismo.

La versión rosarina

El Círculo de Obreros Católicos de Rosario se fundó en 1895 y se radicó en Maipú 1115. Los preceptos del mutualismo y del catolicismo guiaron a una institución que para los años 20 del siglo XX era la más importante de entre sus pares, al punto de, con siete mil socios (llegó a tener nueve mil), agrupar a una cuarta parte de los integrantes de entre los 80 Círculos de todo el país. Los proyectos del Círculo de Rosario tomaron impulso. En 1925 la institución inauguró su nueva sede y en 1939 su propio sanatorio.

Las dos próximas décadas serán de mucho esfuerzo, con un final poco feliz. Ahogado por sus gastos y deudas, el Círculo languideció hasta convertirse, para el imaginario de varias  generaciones de rosarinos, en 1954 en el cine Rose Marie o “Rosmarí” que desde 1954 proyectó filmes españoles de comedia y musicales, de neto corte costumbrista, producidos durante el fascismo. En 1974 un incendio lo dejó fuera de cartelera. Luego el auditorio fue alquilado para fiestas y shows, y desde los años 80 se practican allí numerosos deportes y disciplinas artísticas. Otras instituciones tienen sede actualmente en el edificio del Círculo de Obreros.

Martín (2018) recorre algunas de las características del pensamiento del Círculo rosarino en relación a la problemática de las primeras décadas del siglo XX en Rosario. Pide por los obreros hacinados con sus familias, en casas de barrios como Refinería, sin infraestructura sanitaria, al punto de redactar como institución la Ley de Casas Baratas de 1915; cree que el niño y la mujer no deben trabajar, y lo considera un problema moral, uno porque representa el futuro y debe ser educado para tal misión, y la otra porque debe ser la “reina del hogar”; reprende a los obreros que gastan horas de ocio en casas de alcohol y juego; y promueve el consenso y no el conflicto para resolver los roces de la relación entre empresarios y trabajadores que beneficie a “la paz social” (Idem: 37-40). Finalmente, se preocupa por la “caravana de hombres desocupados”, en su mayoría jóvenes extranjeros, y por la ausencia del Estado, único garante de la “justicia social”, en favor de los “débiles e indigentes”.

El Círculo de Rosario además se ocupó de brindar baños y un comedor por primera vez a estibadores portuarios. Cuando en 1933 cerró la Refinería Argentina del Azúcar, el COR envió cartas “a los Ministros de Hacienda y Agricultura de la Nación, al Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación y al Presidente de la Comisión Nacional del Azúcar”, se ofreció como mediador y finalmente brindó ayuda jurídica y material a sus socios despedidos (Idem: 48-50).

Vocación cultural

Las celebraciones tenían un rol importante en la agenda de los Círculos pues propiciaban una sociabilidad católica que mantendría a los obreros y sus familias lejos de los excesos y de ideologías revolucionarias. Según Leonardi (2020), podían ser comidas o refrigerios y conferencias con “la presencia de actividades artísticas que amenizaban la velada. Estas eran: el teatro, la música y el cine. En efecto, el arte era utilizado por los CCO como instancia de esparcimiento y sociabilidad”.

Los CCO fomentaban la conformación de bandas musicales

y “las funciones de teatro (…) de cuadros filodramáticos propios o elencos compuestos por niños y niñas, quienes representaban un repertorio ecléctico para toda la familia”.

Imagen del elenco del Círculo de Obreros Católicos en 1930 (Archivo Círculo de Obreros de Rosario). 

Entre los propósitos de los Círculos figuraba también tener una sala propia. Como en Rosario, “muchos lo lograron, convirtiéndose así en el patrimonio edilicio de su localidad” (Lonardi, 2020). Otras actividades comunitarias eran las excursiones o picnics.

De entre las disciplinas artísticas, el teatro es “la más recurrente, quizás por su carácter asociativo y comunitario”. El contenido de las obras “no se concebía como rupturista con respecto al orden dominante, ni pretendía construir una cultura alternativa” como en el caso de los anarquistas. Así, el repertorio respondía más a la moral cristiana que a la temática religiosa (Lonardi, 2020).

La cofradía original

Es en ese espacio de sociabilidad, esparcimiento e instrucción que el Círculo de Obreros Católicos recibió desde 1908 al primer grupo vocacional de teatro de Rosario. Esto no quiere decir que antes no hubiera otras agrupaciones, sino que es la primera en tener un repertorio y funciones periódicas. Infelizmente no trascendieron los nombres de los integrantes de la cofradía original. Su primer director fue Mario Gorostarzu y lo siguieron otros hasta 1974, cuando el grupo se disolvió. El Círculo presentó “en forma continua, obras cuya heterogeneidad habla de la avidez por llevar el teatro a las clases populares” (Moreno y Tiberti, 2023: 31).

Hombre de la cultura, respetado y de fuerte impronta política, en 1898 Gorostarzu participó del Primer Congreso de Obreros Católicos realizado en Buenos Aires, representando a entidades colegas, como la de Chacabuco. Para su elección se consideran su residencia en Capital Federal, sus “mayores aptitudes” y sus “notorios afectos por los obreros”. También figura en instancias de consulta de la Conferencia Episcopal Argentina.

Gorostarzu tenía además preferencia por el teatro, era dramaturgo y director, y entre sus obras se cuentan “Tata” y “Flor de té” de 1919 y 1920. Ese mismo año, Gorostarzu estrena y publica “La tía del campo”, una obra desarrollada en tres actos que debuta el 18 de junio a cargo de la Compañía Nacional Orfilia Rico. El autor le dedicó la obra a la actriz uruguaya.

El proyecto del Círculo de Obreros Católicos de Rosario fue más que exitoso, necesitó expandirse y, también en 1920, comenzó la construcción de su nueva sede en Entre Ríos 1264. Confiado a los arquitectos José y Tito Micheletti, el bellísimo edificio posee, en su nave central, un gran auditorio.

El 21 de mayo de 1925 fue un día de celebración. El Círculo inauguró su espléndida sede con pompas, mucha gente y la presencia del gobernador de Santa Fe, Ricardo Aldao, y del intendente de Rosario, Manuel Pignetto. Tras el corte de cintas y las alocuciones de rigor, el programa central ofrecía la puesta en escena de “La tía del campo”, comedia interpretada por el grupo de teatro del Círculo, con dirección de Gorostarzu, en versión de su propio autor.

Con emoción y respeto

Inspirado entonces por los 300 años de Rosario, los 130 años del Círculo de Obreros Católicos y los 100 años de su significativo edificio, el Taller de Personajes Históricos del Seminario de Historia del Teatro en Rosario de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario se enfocó sobre aquel primer grupo vocacional de teatro de Rosario y, a modo de recordatorio y homenaje, retomó el texto original de Gorostarzu de 1920.

Investigado el período y sus acontecimientos políticos y culturales, el Seminario funcionó como un colectivo de producción que incluyó la adaptación de un fragmento de la obra, la elección y construcción de los personajes, ensayos y la puesta en escena.

El sábado 4 de octubre el Círculo de Obreros de Rosario, como se denomina actualmente, celebró sus 130 años y el centenario de la inauguración de su edificio con el Festival COR, un encuentro familiar con exhibiciones deportivas y feria de emprendedores.

Las fotos de la obra son de Juan Pablo Giordano.

“¡Somos el primer grupo de teatro de Rosario. Desde 1908!” y “¡Acá se hace teatro vocacional!”, resonaron las voces de los actores y las actrices de la obra, ya personificados, en una primera intervención artística del espacio del Festival. La temporalidad del evento forma parte de la estrategia de visibilidad: se intervienen los tiempos residuales entre actividades con el objetivo de atraer la atención del público, promover la función y difundir la propuesta educativa de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres con flyers y señaladores.

Con gran emoción y respeto por el lugar y la institución, y en recuerdo de aquellos que trazaron el camino, los estudiantes del Seminario Ludmila Beauvais, Martín Grandi, Omar Segundo, Orli Miño, Abril Castello, Sol Irurzún, Valentín Gutiérrez y Ana Clara Zampini interpretaron “La tía del campo”, con adaptación y dirección de Santiago Pereiro, producción de Marianela Druetta e investigación histórica de Orlando Verna.

El espectáculo tuvo lugar en el auditorio, que en rigor, ya no lo es. Fue reemplazado por una cancha de voleibol, al igual que el escenario por aparatos de entrenamiento deportivo. Un telón desgarrado es la señal del paso del tiempo. Sin embargo, quizás sea difícil expresar la alegría del elenco de haber devuelto el teatro, 50 años después, a un lugar tan emblemático para su historia.

El jueves 9 de octubre, la obra volvió a escena, con dos presentaciones, en la Plaza Cívica de la Sede de la Gobernación con la tradicional Noche de los Museos Abiertos, organizada por la Municipalidad de Rosario, como marco. Las actuaciones fueron acompañadas por la directora de la Escuela, Susana Petrelli, docentes, estudiantes, familiares, allegados de los artistas y público en general.

La participación en las clases, y en el proceso de producción y exhibición de “La tía del campo”, formó parte de la evaluación de los estudiantes para la promoción del Seminario de Historia del Teatro en Rosario y Taller de Personajes Históricos.

 

Referencias bibliográficas

Asquini, Sabrina (2020) El catolicismo social en la Semana Trágica de Buenos Aires (1919). Anuario del Instituto de Historia Argentina. vol. 20, núm. 2 (ISSN: 2314-257X). Universidad Nacional de La Plata. La Plata, Publicaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Consultado en mayo de 2025. Disponible en https://portal.amelica.org/ameli/journal/79/791690007/html/

Gorostarzu, Mario (1919) Tata. La Novela del Día. N° 11. Edición de Lujo. Jueves 7 de febrero de 1919. Buenos Aires. Disponible en Mercado Libre.

Gorostarzu, Mario (1920) Flor de té. La Novela del Día. Año III, N° s/d. Jueves 23 de diciembre de 1920. Buenos Aires. Disponible en Mercado Libre.

Gorostarzu, Mario (1920) La tía del campo. La Escena Revista Teatral. Año III, N° 106. 8 de julio de 1920. Buenos Aires, Imprenta D. Gurfinkel. Disponible en Mercado Libre.

Leonardi, Yanina (2020) La propuesta cultural de los Círculos Católicos de Obreros en la Argentina durante las primeras décadas del siglo XX. Revista Cultura y religión. Vol.14, nº 2, diciembre de 2020 (ISSN 0718-4727 versión on-line). Instituto de Estudios Culturales y Territoriales, Universidad Arturo Prat. Iquique, Ediciones Universidad Arturo Prat. Consultado en octubre de 2025. Disponible en https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-47272020000200102&script=sci_arttext

Martín, María Pía (2018) El Círculo de Obreros de Rosario ante el conflicto obrero y la crisis económico-social (1928-1935). Archivos, año VII, nº 13, septiembre de 2018: p. 33-52. Consultado en mayo de 2025. Disponible en https://www.archivosrevista.com.ar/numeros/index.php/archivos/article/view/47/47

Mauro, Diego (2015) El mutualismo católico en Argentina: el Círculo de Obreros de Rosario en la primera mitad del siglo XX. Revista Historia Crítica (ISSN 1900-6152) N° 55 enero/marzo 2015. Bogotá, Editorial Universidad de los Andes: p. 181-205. Consultado en mayo de 2025. Disponible en https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/51145/CONICET_Digital_Nro.33134472-ee5e-4fcd-9e41-ddb032ab57e3_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y

Moreno, Oscar y Tiberti, Omar (2013) Crónica de una utopía teatral. Rosario, UNR Editora: p. 31-36).

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Tranchini, Elina (2013) Granja y Arado. Spenglerianos y Fascistas en la Pampa 1910-1940. Buenos Aires, Editorial Dunken: p. 126.

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[1] Asquini (2020) rescata de la Revista Mariana (n° 20, p. 231) de 1919, una reflexión sobre los movimientos maximalistas o revolucionarios a los que se oponían los católicos, con una clara referencia a la importancia del teatro como herramienta cultural de sensibilización social. El periódico habla de reconocer una “perversidad latente”, de un espíritu de “rebelión diabólica” que no respeta a la autoridad ni a lo sagrado. “¡Vivimos en un ambiente envenenado!”, afirma. Según Asquini, “Unos difundían la doctrina a través de libros, folletos y periódicos; otros corrompían al pueblo en los teatros y cines o enseñaban a los niños a ‘burlarse de la Religión, de la moral, de los sacerdotes y del mismo gobierno’”.

 

La Escuela Provincial de Teatro y Títeres agradece al Círculo de Obreros de Rosario en la persona de Maitena Secchi, integrante de la Comisión Directiva de la institución, por su compromiso y cordialidad.