Revista de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario Nº 5029

La sombra de Mustafá

EJERCICIO DE OBRAS CORTAS BASADAS EN HECHOS HISTORICOS Y/O PERSONAJES HISTORICOS

HECHO HISTORICO

Solimán, el magnífico, sultán del imperio de Otomano desde 1520, condena a muerte a su propio hijo Mustafá, temiendo que este le arrebatara el poder. A su vez Mustafá estaba fuertemente enemistado con Hurrem Sultán, segunda esposa de Solimán, una cristiana ortodoxa de Rutenia (hoy Ucrania), miembro de su harem. Solimán gobernó hasta su muerte en 1566 siendo sucedido por Selim, hijo de Hurrem. 

FICCIONALIZACION

“ La sombra de Mustafá”, se inspira en un momento trágico del mandato del Sultán Solimán , tras ejecutar la muerte de su hijo Mustafá . Si bien los historiadores no son precisos sobre si existió o no una conspiración de Hurrem contra Mustafá, la discusión que vemos entre el Sultán y la Sultana es una creación ficticia de la autora. 

LA SOMBRA DE MUSTAFA 

Personajes:

•            Solimán: El sultán, poderoso, pero lleno de remordimiento y dolor por la muerte de su hijo Mustafa.

•            Hurrem: La esposa del sultán, astuta y ambiciosa, motivada por proteger a Solimán y a sus hijos.


Palacio de Solimán. Lujosas almohadas y cojines. Cortinas de terciopelo rojo. 

Solimán está de pie junto a una gran ventana, sosteniendo un anillo de Mustafá entre los dedos. Hurrem entra con pasos cuidadosos, manteniendo la cabeza baja en señal de respeto.

HURREM: Mi sultán, mi luz … He sentido la carga de tu pena. He venido a estar a tu lado, si me lo permites.

SOLIMAN: La pena es un veneno lento, Hurrem. Y yo estoy intoxicado. La sombra de Mustafá no me deja descansar.

HURREM: Mustafá era un hombre fuerte y querido por muchos. Tu dolor es comprensible, mi señor. Pero … hizo lo que debías hacer. Por la seguridad del imperio.

SOLIMAN: ¿Lo que debía hacer? ¿De verdad crees que ordenar la muerte de mi propio hijo era lo que “debía hacer” ?

HURREM: Perdóname, mi señor, si mis palabras lo ofenden. Nunca podría entender completamente su

dolor … pero sé que siempre a buscado lo mejor para nuestro imperio. Mustafa…  Mustafa tenía muchos seguidores. Su poder crecía, y con él, su ambición.

SOLIMAN: ¿Ambición? ¿O solo el miedo que vos me sembraste, día tras día, susurrándome al oído? Haciéndome ver sombras donde no las había.

HURREM: Mi sultán, nunca quise hacerle dudar de su sangre. Pero  Mustafá tenía influencia, y yo temía por usted, por nuestros hijos. No niego que sus acciones me preocuparan, pero mis intenciones siempre fueron protegerle.

SOLIMAN: ¡Protección! ¿Es eso lo que llamas a manipular mi corazón de padre? Me hiciste creer que Mustafá era un traidor. Lo envenenaste todo. Mi amor por ti,  mi confianza en él. 

HURREM: Nunca quise envenenar nada, mi sultán. Solo quería … solo quería asegurarme de que estaba a salvo. Mustafá era tu hijo, sí, pero su ambición podría haberlo destruido. Usted sabe cómo son las tradiciones. a historia está llena de sangre y traición entre hermanos.

SOLIMAN: ¿Y qué hemos hecho ahora, Hurrem? ¿No hemos repetido esa misma historia de traición? La

sangre de Mustafá clama desde la tierra, y su muerte … su muerte me perseguirá hasta el final de mis días.

HURREM:  Mi sultán, le ruego que entiendas. No me alegra que Mustafá haya muerto. Pero su muerte , su ausencia , me da un respiro, porque sé que ahora sus hijos están a salvo. Yo … yo no deseaba esto, pero    tampoco podía permitir que él pudiera algún día levantarse contra usted.

SOLIMAN: ¿Estás aliviada, entonces? ¿Aliviada de que el hijo que no es tuyo haya muerto, para que los tuyos estén a salvo? ¡Mi pérdida es también la tuya, Hurrem! Pero parece que vos ya has encontrado consuelo    en la muerte de Mustafa.

HURREM: Mi sultán, amo a cada uno de sus hijos, como si fueran míos. Jamás he buscado hacerle daño. Todo lo que hice, fue por amor a usted, por miedo de perderle … por miedo de ver a nuestros hijos caer en un futuro incierto.

SOLIMAN: Y ahora ese futuro es aún más incierto. Porque he perdido un hijo, por tus miedos, por tus palabras.

HURREM: Si he de ser castigada por mis palabras, aceptaré cualquier castigo que me impongas, mi sultán. Solo le ruego que no me apartes de su lado. He dedicado mi vida a usted, y no puedo imaginar una vida sin su luz.

SOLIMAN: Maidebran… Maidebran ¡madre de Mustafa! Ella me lo advirtió, me dijo que tus hijos algún día matarían a los suyos. Y que ella…ella terminaría desterrada. Pero no quise creerle. Pensé que tu amor por  mí sería más fuerte que cualquier miedo o ambición.

HURREM: ¡Maidebran! Siempre ha sido mi enemiga, sembrando desconfianza entre nosotros. Mi   sultán, no puede darle crédito a sus palabras. Yo solo he buscado protegerlo a usted y a nuestros hijos.

SOLIMAN: No sé si puedo perdonarte, Hurrem. No sé si puedo perdonarme a mí mismo.

HURREM: ¿Perdonarme? ¿Perdonarte a vos mismo?  ¡Vos hablas de perdón, Solimán , pero olvidas todo lo que yo he sacrificado por vos! ¡Todo lo que dejé atrás cuando me trajeron a este palacio como una esclava! ¡Dejé a mi familia, mi hogar, mi vida! ¡Me arrancaron de todo lo que conocía! Y aun así, acá estoy. Me convertí en lo que necesitabas que fuera. Renuncié a mi religión, a mis creencias, renuncié a  Dios … ¡por vos! ¿Sabes lo que es vivir cada día sabiendo que podría morir mañana y despertar en el infierno por negar a Dios? He tomado decisiones difíciles, todas para asegurar mi lugar acá, para proteger lo que tengo. Y ahora me miras como si fuera una traidora, como si no hubiera dado todo para sobrevivir en este lugar. ¡Renuncié a todo cuando llegué acá! Y ahora me culpas a mí, como si vos no fueras responsable de nada. ¿Me miras como si yo fuera la única culpable? ¡Decís que mis palabras envenenaron tu corazón, que te hice dudar de Mustafa! ¿Y si crees que lo maté, entonces haz lo que debes hacer! ¡Si estás tan seguro de que soy responsable de su muerte, entonces ejecuta tu sentencia ahora mismo! Y ¡mátame!

(Hurrem alarga la mano y toma una daga de hierro , luego la coloca en su cuello presionando con un poco de fuerza y se arrodilla frente al Sultán)

Hurrem: No tengo miedo, Solimán, ya traicione a Dios por tu dios, no me queda más nada. Si realmente crees que fui yo quien causó la muerte de Mustafá, entonces no dudes. Pero no me culpes por decisiones que vos mismo tomaste. Nadie te obligó a matar a tu hijo. 

( Solimán la toma muy fuerte del brazo , pero Hurrem no despega la daga de su cuello. Tras un forcejeo intenso se empujan mutuamente y quedan separados)

SOLIMAN: El dolor me ha cegado, Hurrem. Todo lo que hice, lo hice por el imperio, por nuestra familia… ¿Qué vas a hacer?

(Luego de un momento Hurrem se levanta del suelo y tira la daga al suelo)

HURREM: Me voy a Manisa, con mi hijo Selim. Necesito estar lejos de este palacio, de estas paredes que solo me recuerdan el dolor y la traición. Necesito paz, aunque sea por un tiempo. Quizás, con la distancia, pueda encontrar el perdón en mi corazón. Pero por ahora, no puedo quedarme.

FIN


* Esta obra teatral inédita forma parte de ejercicios de ficcionalizar hechos y personajes históricos realizado por estudiantes del Seminario de Dramaturgia, a cargo del docente, director y dramaturgo Juan Pablo Giordano, de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres.

Ilustración: Liliana Verna (xilografía).