Revista de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario Nº 5029

El Peludo

EJERCICIO DE OBRAS CORTAS BASADAS EN HECHOS HISTORICOS Y/O PERSONAJES HISTORICOS

HECHO HISTORICO

Hay una campaña de desprestigio por parte de los principales diarios hacia la figura del presidente Hipólito Yrigoyen. El primer golpe de estado en Argentina es inminente.

FICCIONALIZACION

Dos redactores de un conocido diario escriben notas de desprestigio hacia el gobierno. La situación y los diálogos son creaciones del autor. 


El peludo

Una oficina, un armario de gran tamaño con varias divisiones repleto de archivos. Ambiente organizado, limpio, agradable. La escena se irá paulatinamente desordenando con su avance, tornándose cada vez más caótica hasta su indefectible clímax. Un teléfono fijo descolgado, figura de autoridad, pende a elevada altura, un reloj con manecillas que no corren está incrustado en la pared. En el escritorio, papeles y una máquina de escribir. Sr. Gris y Sr. Azul son dos redactores de noticias. El Sr. Gris escribe. El Sr. Azul busca información en los archivos.

Sr. Gris: Azul ¿Qué escribieron los del diario “El Orden”?

Sr. Azul: Que el ministro de guerra expresó en una carta que la República no tiene que temer a ninguna dictadura. 

Sr. Gris: Cuanta hipocresía.

Sr. Azul: Es prematuro hablar de ese asunto.

Sr Gris: Sí, desviemos el tema.

Sr. Azul: ¿Alguna catástrofe?

Sr. Gris: Perfecto.

Sr. Azul (busca en los archivos): ¿El desborde del Río Mississippi? Causó miles de muertes.

Sr. Gris: ¿Otra vez? Lo usamos el año pasado.

Sr. Azul: Recalentemos la sopa fría.

Sr. Gris (escribe): Todavía repercuten en la ciudad de San Luis, Misuri, los daños materiales ocasionados por el desborde del río Mississippi… Listo.

Sr. Azul: ¿Será suficiente?

Sr. Gris: Agreguemos algo más. Pero que sea chiquito, terrible pero chiquito.

Sr. Azul: ¿Qué tan chiquito?

Sr. Gris: Así (utiliza sus dedos como medidores para mostrar el tamaño).

Sr. Azul: ¿Y qué tan terrible?

Sr. Gris: Así (lo mismo).

Sr. Azul: Encontré algo, pero así (lo mismo). ¿Sirve?

Sr. Gris: Sirve.  ¿Qué dice?

Sr. Azul (Sr. Gris escribe): “Los ingleses dejan de comprar carne a Argentina”.

Sr. Gris (algo afligido): Ellos se la pierden, pobrecitos.

Sr. Azul: Mejor, más carne para nosotros.

Sr. Gris: ¡Claro! (Hace un avioncito de papel con el escrito, lo arroja fuera de escena. Ambos lo siguen con la mirada y van a observar a los editores).

Sr. Azul: Desde ya te digo, esa noticia pasa.

Sr. Gris: ¡Pero claro que pasa! Cómo no va a pasar.

Sr. Azul: ¡Pusieron cara reflexiva! Están dudando.

Sr. Gris: Pero no. Ponen esa cara por oficio. Los hace parecer más importantes.

Sr. Azul: Se creen más importantes.

Sr. Gris: Sí, soberbios.

Sr. Azul: ¡Sin nosotros no serían nada!

Sr. Gris: Y sin embargo nos ponen esa cara.

Sr. Azul: ¡Qué atrevimiento!

Sr. Gris: La misma cara que cuando pedimos aumento de sueldo.

Sr. Azul: No tienen vergüenza.

Sr. Gris: ¡Degenerados!

Sr. Azul: ¡Corruptos! 

Sr. Gris: Están asintiendo.

Sr. Azul: ¿Qué?

Sr. Gris: ¡Están asintiendo!

Sr. Azul: ¿Les gustó?

Sr. Gris: ¡Les gustó!

(Festejan. Suena el teléfono, silencio. Sr. Azul acerca su oído al auricular, sin atreverse a tocarlo).

Sr. Azul: ¡Ordene! Ajá, ajá. De acuerdo, paso el parte (observa el reloj, las manecillas comienzan a correr, suena levemente el tic-tac). Sí, sí, comprendo la urgencia. Para esa hora habremos terminado.

Sr. Gris: ¿Qué dicen Azul? ¿Nos aprobaron la noticia?

Sr. Azul: Se comunicaron por otra razón.

Sr. Gris: ¿Otra razón? ¿Qué demandan?

Sr. Azul: Código Rojo…

Sr. Gris: Oh…

Sr. Azul: ¿Estás bien?

Sr. Gris: Nunca creí que este día llegaría.

Sr. Azul: Era inevitable…

Sr. Gris: Pequé de optimista.

Sr. Azul: Optimismo prematuro.

Sr. Gris: Supongo…

Sr. Azul (Observa hacia afuera): Mirá las calles, ¡Mirá a la gente! La situación afuera es una bomba a punto de estallar.

Sr. Gris: Sí, pero todavía no estalló.

Sr. Azul: Pero va a estallar.

Sr. Gris: Supongo…

Sr. Azul: Es inevitable… ¡Es inevitable! … ¡ES INEVITABLE!

Sr. Gris: ¡Ya lo sé!

Sr. Azul: Y nosotros debemos proceder de acuerdo a lo establecido por el Código Rojo… Y nosotros debemos proceder de acuer…

Sr. Gris: ¡Ya lo sé!

Sr. Azul: Entonces, ¿qué estamos esperando Gris? Hay que hacerlo.

Sr. Gris (deja de escribir): ¡Nooo! No lo voy a hacer, está mal.

Sr. Azul: Yo no dije que estaba bien, dije que había que hacerlo.

Sr. Gris: No, vos no dijiste que “había que hacerlo”, dijiste (revisando en el último papel que escribió): “hay que hacerlo”.

Sr. Azul: Sí, cambié la conjugación del verbo haber en la segunda vez.

Sr. Gris: Eso hiciste.

Sr. Azul: Eso hice.

Sr. Gris: ¿Y por qué lo hiciste Azul? Mentir de esa forma, en mis propias narices…

Sr. Azul: No Gris, no te mentí. Primero dije “hay que hacerlo”, “hay” forma impersonal del verbo haber en tiempo presente modo indicativo.

Sr. Gris: Eso hiciste.

Sr. Azul: ¡Eso hice! Pero en la segunda vez, al estarme refiriendo a lo que antes dije, es decir: lo sucedido en el pasado, me vi obligado, ateniéndome a las reglas gramaticales que rigen a nuestro país, a modificar “hay” por “había”, había: forma impersonal del verbo haber en tiempo pretérito imperfecto modo indicativo.

Sr. Gris: Ese es un error de letrado principiante. Pese a haberte referido a un hecho pasado, no dejás de estar autocitándote. Y las citas se realizan de manera textual, usando comillas. Lo correcto hubiera sido decir: no dije que estaba bien, dije que (haciendo comillas con los dedos) “hay que hacerlo”.

Sr. Azul: Estaba parafraseándome.

Sr. Gris: ¡No lo estabas!

Sr. Azul: ¡Sí lo estaba!

Sr. Gris: ¡No! Uno parafrasea para explicar con palabras propias una idea ajena, ¡Y vos te estabas citando a vos mismo! Tus palabras te son propias, no ajenas.

Sr. Azul: Mi yo del pasado no es el mismo que mi yo del presente, y seré otro en el futuro. Me reinvento permanentemente…

Sr. Gris: ¡Pavadas! Admití tu error.

Sr. Azul: Lo haría, si me hubiera equivocado.

Sr. Gris: ¡Mentiroso! Rapiñás la verdad, y luego la reformas, la alteras, y la pones en un titular. ¡Dejá de hacerte el boludo!

Sr. Azul: Pero de eso vivo Gris, y vos también.

Sr. Gris: Yo no, ¡ya no más! Prefiero morir.

Sr. Azul: ¡No seas sensacionalista!

Sr. R (escribe): ¡Suicidio primicia!…

Sr. Azul: ¡Basta con eso!

Sr. Gris: … fallece redactor de noticias, pero sobreviven sus principios.

(Sr. Gris hace un avioncito de papel, intenta tirarlo, Sr Azul se lo impide).

Sr. Azul (le arrebata el papel): ¡Basta! Éste te lo censuro (rompe la redacción).

Sr. Gris:  ¡Noo! Dejame ser un informe más, archivame en el olvido. Me lo merezco. 

Sr. Azul: No, todavía no. Tenemos una tarea pendiente.

Sr. Gris: ¡Ay! Ese tic-tac, tic-tac, no lo soporto más. 

Sr. Azul: Cuando el tiempo fluye es un pecado desperdiciarlo.

(Sr. Azul le acerca una carpeta con recorte de archivos. Sr. Gris mirá esa carpeta).

Sr. Gris: ¡No lo voy a hacer!

Sr. Azul: Es nuestra obligación.

Sr. Gris: Sí, pero está mal. Hacerle eso a él, desprestigiar así su imagen.

Sr. Azul: Es nuestra obligación.

Sr. Gris: ¡Somos unos vendidos!

Sr. Azul: ¡No! ¡Nosotros no nos vendimos a ningún interés! (Le señala uno de los recortes) Mirá, ¿ya te olvidaste? Luchamos mucho tiempo por la democracia y el bienestar del pueblo. Y sin embargo, el precio fue demasiado alto.

Sr. Gris (leyendo): El precio fue demasiado alto… ¡Qué buen titular!

Sr. Azul: ¡Gris! ¡Volviste!

Sr. Gris: ¡Volví!

Sr. Azul: Trabajemos entonces, que la “verdad” no se va a construir sola. 

Sr. Gris: La “verdad”… siempre necesita un empujoncito.

Sr. Azul: Sí, que zonza. ¡A empujar!

Sr. Gris (coloca una hoja en la máquina de escribir, ajusta el margen, pero no escribe): Pero está mal.

Sr. Azul: Oh… Regresaste.

Sr. Gris: Regresé…

Sr. Azul: Deberías intentar trabajar en tu postura política ante esta situación…

Sr. Gris: No me rompás las pelotas.

Sr. Azul: … tener ideas contradictorias dentro de uno mismo no es sano, te termina llevando a la ruina…

Sr. Gris: Te dije que no me rompas las pelotas.

Sr. Azul: … eso fue lo que le pasó a nuestro señor monarca.

Sr. Gris: ¡No le digas así! Vivimos en una República.

Sr. Azul: Pero coordinada como una monarquía.

Sr. Gris: Animate a decir otra vez monarquía, dale.

Sr. Azul: Monarquía.

Sr. Gris: Te juro que si lo decís una vez más te hago la revolución.

Sr. Azul: Monar…

(Sr. Gris se le abalanza, toman archivos y se tiran con ellos. En algún momento Sr. Azul abandona la pelea, le llama la atención uno de los archivos)

Sr. Azul: ¡Paréntesis! ¡Paréntesis! (Se detiene el reloj, deja de sonar el tic-tac).

Sr. Gris: ¿Qué pasa? No podés cortar así, en plena revuelta.

Sr. Azul: Es por una buena causa. Mirá qué encontré, escuchá:“La moralidad del presidente: incivilizada huelga y lícita represión. Se rechazaron las justas demandas de los huelguistas y se mandó a reprimir con el ejército y mercenarios. Miles de muertos y centenares de heridos”. (Superado). ¿Y Gris? ¿Cómo justificás esto?

Sr. Gris: Sensacionalismo…

Sr. Azul: ¿Cómo?

Sr. Gris: ¡Sensacionalismo!

Sr. Azul: ¡Qué negacionista! 

Sr. Gris: Basta Azul. No voy a hablar de ese tema.

Sr. Azul: Negacionista y además promovedor de la falta de diálogo.

Sr. Gris: ¡Basta! No puedo traicionar mis ideales, no lo voy a hacer.

Sr. Azul: ¡Él los traicionó! Perdió el rumbo, se alejó de sus principios fundacionales y no supo gestionar al país en tiempos de crisis. Se merece el desprestigio en las noticias. ¡Se lo merece!

Sr. Gris (rendido): ¿Hace falta que seamos tan extremos? Hagamos un mini-desprestigio.

Sr. Azul: No son las órdenes que nos vienen de arriba.

Sr. Gris: ¡Órdenes oligarcas! ¿Ahora estás con ellos?

Sr. Azul: ¡Nunca! Esos garcas, son un insulto a la democracia, a la justicia social y a los derechos de los trabajadores como nosotros.

Sr. Gris: ¡Oli-GARCAS!

Sr. Azul: ¡Oli-GARCAS!

(Ambos estallan de risa, se recomponen gradualmente).

Sr. Gris: Sería un buen titular.

Sr. Azul: Hermoso titular…

Sr. Gris: Pero no va a poder ser.

Sr. Azul: No, no va a poder ser…

Sr. Gris: No me temblaría el pulso para hacerlo.

Sr. Azul: ¡A mí tampoco!

Sr Gris: Pero como está la situación económica del país…

Sr. Azul: Terrible panorama. Mejor asegurarse el laburo quien pueda.

Sr. Gris: Y nosotros podemos.

Sr. Azul: Claro que podemos. (Silencio, las manecillas del reloj corren, suena el tic-tac).

Sr. Gris: Hagamos un mini-desprestigio.

Sr. Azul: Bueno, está bien, mini-desprestigio. Pero que sea por lo menos así de grande. (Regatean tamaño del desprestigio usando las manos como medidor).

Sr. Gris: No, un poco menos. Así. 

Sr. Azul: No, un poco más. Así.

Sr. Gris: ¿Y así?

Sr. Azul: Está bien. Así. ¿Tenés algo en mente?

Sr. Gris: Tenemos que enlazarlo con algo que se aprecie de manera popular. 

(Sr. Azul busca entre los recortes de archivos).

Sr. Azul: Un sentimiento democrático…

Sr. Gris: Que sirva de gatillo…

Sr. Azul: ¡PUM! ¡La navidad!

Sr. Gris: ¡La navidad! (Lo ayuda a buscar). ¿A ver qué tenemos?

Sr. Azul: Nnnnnnavidad… Nnnnnnavidad. Ene, ene, ene- a. Naaa… Nada, no encuentro nada.

Sr. Gris: ¿Cómo que nada? Si tenemos navidad todos los años.

Sr. Azul: Bueno, pero acá no hay nada.

Sr. Gris: Buscá en la L

Sr. Azul: ¿En la L? ¡Ah! claro. Que boludo… ¡LA navidad! Acá está. Estaba en la L.

Sr. Gris: ¿Y qué tenemos que nos sirva?

Sr. Azul: A ver… Hubo un atentado contra el presidente.

Sr. Gris: ¡Qué barbaridad!

Sr. Azul: Es terrible que sucedan estas cosas.

Sr. Gris: Y estando en plena democracia…

Sr. Azul: ¿Sino no sería tan terrible?

Sr. Gris: No, no. Sí, sí. Sería también terrible. Pero más comprensible. ¿Detalles del atentado?

Sr. Azul: Tres balazos le dispararon.

Sr. Gris: ¡Tres balazos!

Sr. Azul: Tres balazos.

Sr. Gris: ¿Y cómo está ahora?

Sr. Azul: Bien, no le pegó ninguno.

Sr. Gris: ¿Los tres tiros erró el tipo? Que mala puntería. 

Sr. Azul: No lo juzgues, era dentista.

Sr. Gris: Ah, claro. Eso lo explica todo.

Sr. Azul: ¿Sirve el hecho?

Sr. Gris (intenta escribir, no puede): No, no me inspira nada.

Sr. Azul: ¿Nada de nada?

Sr. Gris: Nada minidesprestigioso.

Sr. Azul: Improvisá.

Sr. Gris: No, a mí me gusta crear en base a hechos. Soy un redactor empírico.

Sr. Azul: ¿Hechos? No me hagas reír . ¿Cuándo nosotros dejamos que la verdad nos estropeara una buena noticia?

Sr. Gris: Nunca.

Sr. Azul: ¡Por eso! Que los pensamientos no te contaminen la creatividad. Dejá que fluya.

(Sr. Gris intenta escribir. Consigue redactar una breve frase, pero luego desiste).

Sr. Gris: Tengo miedo.

Sr. Azul: ¡Dale! Que vas bien.

Sr. Gris (escribe con dificultad): ¡Se celebra previamente la navidad por decreto! Todos los ciudadanos argentinos deberán vestir los colores rojo y blanco para conmemorar dicho evento. Las provincias que se nieguen a participar recibirán la intervención del señor presidente a medianoche…

Sr. Azul: Poné “el peludo”.

Sr. Gris: No, me parece un montón.

Sr. Azul: Pero no, haceme caso. Poné “recibirán la intervención del señor peludo a medianoche” (Sr. Gris asiente y termina de escribir forzadamente). ¡Bárbaro!

Sr. Gris (agotado y desorientado): ¿Qué pasó? ¿Lo logré?

Sr. Azul: ¡Sí! Estuviste increíble. Ésta seguro que los editores nos la aprueban. (Hace un avioncito de papel y lo tira fuera de escena, el reloj se detiene).

Sr. Gris: ¿Fue un mini desprestigio?

Sr. Azul: ¡Ínfimo!

Sr. Gris: ¿Y ahora?

Sr. Azul: A esperar…

Sr. Gris: El reloj se detuvo.

Sr. Azul: ¿Qué?

Sr. Gris: ¡Que el reloj se detuvo!

Sr. Azul: Ah, sí. Ya lo sé.

Sr. Gris: No quiero que se detenga, me parece una falta de respeto.

Sr. Azul: Pero siempre fue de esa manera. El reloj solo corre cuando estamos siendo productivos.

Sr. Gris: ¡Es un reloj de mierda! (Violento va hacia el reloj, Sr. Azul lo frena).

Sr. Azul: ¡Calmate Gris!

Sr. Gris: ¡Te voy a arrancar esas agujitas del orto! ¿Qué te pasa? ¿Mi tiempo de ocio no es digno de ingresar en la línea temporal?

Sr. Azul: Gris el reloj no tiene la culpa.

Sr. Gris: ¡Decime! ¿Te frenás cada vez que voy al baño? ¿Me descontás esos segundos también?

Sr. Azul: Está programado así, no lo puede evitar, perdonalo.

Sr. Gris: ¿Qué pretendés de mí? ¿Que renuncie a todo? ¿Que no me quede con un cachito de alma para uso personal?

Sr. Azul: ¡Basta! Es solo un aparato, no tiene ningún tipo de responsabilidad.

Sr. Gris: ¿Ningún tipo de responsabilidad? ¡Imparte injusticia!

Sr. Azul: Sí. Pero no es consciente del pecado que comete, solo cumple con el mandato que le dio su creador. (Sr. Gris toma el reloj y se dirige a tirarlo). ¡No Gris!

(Sr. Gris está a punto de tirar el reloj, el teléfono suena, se frena. Se escucha una voz en off).

Voz en off: Sr. Gris, Sr. Azul… Felicitaciones. La campaña de desprestigio tuvo un enorme éxito. (Se corta la llamada. Sr. Gris observa hacia afuera).

Sr Gris: Azul, vení a ver. La situación explotó.

Sr. Azul (se acerca): No me sorprende, era inevitable.

Sr. Gris: Mirá a toda esa gente amontonada en la calle.

Sr. Azul: Sí, se dirigen a la Casa Rosada.

Sr. Gris: Están festejando. Parecen felices.

Sr. Azul: Están felices.

Sr. Gris: Me dan vergüenza ajena.

Sr. Azul: Sí, a mí también.

Sr. Gris: Nunca podría apoyar semejante barbaridad. ¡Nunca!

Sr. Azul: ¡Yo tampoco!

Sr. Gris: Miralos, pobrecitos. Se creen revolucionarios.

Sr. Azul: Sí, pobrecitos… No son conscientes de lo terrible de la situación.

Sr. Gris: Son todos ingenuos, se creen cualquier cosa.

Sr. Azul: ¡Cualquier cosa! Y después repiten como loros.

Sr. Gris: Ésta no era la solución. Retrocedimos un siglo.

Sr. Azul: Tantos derechos ganados tirados a la basura… 

Sr. Gris: Cómo no va a estar así el país con esta gente…

Sr. Azul: Esa murga a mí no me representa. 

Sr. Gris: A mí tampoco… Nosotros somos gente de bien.

Sr. Azul: ¡Y con consciencia de clase!

Sr. Gris: ¡Exacto! ¿Y qué hacemos ahora?

Sr. Azul: Nada, no podemos hacer nada. Sigamos con lo nuestro.

Sr. Gris: Sí, sigamos con lo nuestro.

(Sr. Gris cuelga el reloj).

Sr. Azul: Deberíamos ordenar un poco, quedó hecho todo un desastre la oficina.

Sr. Gris: Dejaló así, ya se encargará de eso el personal de limpieza.

Sr. Azul: Tenés razón, a nosotros no nos corresponde hacernos cargo de eso. Acá estamos para hacernos cargo de otra cosa.

Sr. Gris: Tenés razón. (Sr. Gris pone una hoja en la máquina de escribir, ajusta el margen). ¿De qué nos deberíamos hacer cargo?

Sr. Azul busca un archivo y se lo alcanza, Sr. Gris lo ojea, asiente, y se dispone a escribir. Las manecillas del reloj comienzan a andar. Apagón.


* Esta obra teatral inédita forma parte de ejercicios de ficcionalizar hechos y personajes históricos realizado por estudiantes del Seminario de Dramaturgia, a cargo del docente, director y dramaturgo Juan Pablo Giordano, de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres.

Ilustración: Liliana Verna (xilografía).